Te quiero porque eres libre,
y cuando te vas de mi lado
no añoro al que se marcha,
adoro al que ha dejado.
Te quiero porque bailamos
sin agarrarnos apenas
y asÃ, libres, nos amamos:
¡qué libertades tan buenas!
Te quiero porque te llevo
cerca, cerquita del alma,
y vuelves sin que yo te llame,
y entonces vuelve la calma.